domingo, 17 de noviembre de 2013

Exposición

Ayer me pasó algo excepcional. Una de esas cosas que una cree que solo pasan en las películas: vi a unos bomberos haciendo ejercicio en su cuartel J

Vivo muy cerca del cuartel que los bomberos de Barcelona tienen en el Vall d’Hebrón, así que cuando volvemos a casa, más cerca o más lejos, siempre vemos el cuartelillo desde el coche, nunca se ve nada.

Bien, pues ayer ya era de noche, invierno, las 7 de la tarde y volvíamos a casa por la zona más cercana, miro para arriba y ahí está él, dándole patadas a uno de esos sacos de boxeo para aporrear, con el torso desnudo, por supuesto, persianas levantadas y mucha luz, exhibicionismo puro. Y aunque recuerdo vagamente haber aplaudido, mucho me cuidé de excederme en mi efusividad, ya que iba en el coche con el hombre de mi vida que sin necesidad de aporrear nada, ya es el hombre de mi vida.

Mi capacidad de contención no fue fruto de ningún esfuerzo, me sale natural si la situación lo requiere, pero hay personas que no pueden controlar su efusividad, en sus palabras, en su expresión, o en su reacción. Valga como ejemplo la estampida que se produce cuando en el último anuncio de Nespresso, las clientas que toman café salen despavoridas detrás de George Clooney cuando la más lista les grita que se encuentra en el local, topicazo a todas luces, pero no es de eso de lo que os quería hablar. 

Como todos los anuncios en los que aparece George Clooney, este también me gusta, pero lo que no me acaba de gustar son las gafas de sol que le han puesto, no es que sean feas, es que no le quedan bien, le envejecen.

Me surge un dilema en este punto, por un lado pienso: si te vas a exponer, que lo que expongas esté bien, pero por otro, pienso que los prejuicios que conformamos respecto a los demás, muchas veces son excesivos. ¿Tenemos o no tenemos derecho a opinar lo que queramos de los demás? Pudiera ser que pensar no sea lo mismo que opinar…

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