domingo, 18 de octubre de 2015

Buena gente

Aún nos podemos fiar del ser humano. Hoy empiezo con rotundidad. A veces cuesta creerlo, especialmente cuando vemos la televisión, pero sí, aún no hemos perdido la esperanza en el ser humano.
Os cuento esto porque hace unos días me sorprendí gratamente. Os cuento por qué. Fue el viernes pasado. Iba yo de paseo por el barrio cuando pasé por delante de una panadería que me gusta mucho, porque parece increíble, pero tiene buen pan y a la vez se puede decir que lo vende a relativo bien precio (es muy difícil encontrar las dos cosas juntas en Barcelona).
Uno de los panes que hacen en esa panadería me encanta. Es un pan enorme, con forma de trenza, la corteza es dura y la miga, densa y blandita a la vez, muy rico. Y lo venden por un euro con cincuenta céntimos, 1'50€. Es bastante buen precio si tenemos en cuenta que el pan es grande, da para dos personas, dos días.
Pero como no es la panadería más cercana a mi casa, normalmente no voy ex profeso.
Y el viernes pasado por la tarde, pasé por delante y entré a preguntar si tenían, y sí, tenían pan de trenza. Pero cuando fui a pagar me di cuenta de que había gastado todas las monedas por la mañana y no llevaba nada más, ningún billete, ni grande ni pequeño, y pagar con tarjeta para un importe de un euro y cincuenta céntimos me parecía inadecuado.
Cuando le dije a la dependienta que no tenía suficiente dinero, me dijo con la mayor de las calmas que ya se lo pagaría. Y yo 'que no, que no, que lo dejo, voy a casa a por dinero y ya volveré' y ella insistiendo en que no, que me lo llevara y ya se lo pagaría otro día... ¡otro día! Si tengo que esperar otro día para pagar a la señora el pan, ya sé yo que esa noche no duermo.
Y sí, me lo llevé, me lo llevé, pero con una sonrisa en mi cara, por la alegría que me había producido el comprobar que aún hay gente buena por ahí, que esa señora me fió sin conocerme de nada.
Obviamente, volví esa misma tarde y le pagué el pan (no sin antes llevarme una media bronca de la señora quien vio con muy malos ojos que yo hubiera vuelto a salir de casa solo para pagarle... solo... qué maja, viva la gente buena :-)
Hoy os dejo con esta canción, que da buen rollito, y os la dejo en la versión de la personalísima voz de Rod Stewart... feliz semana para todos.

viernes, 2 de octubre de 2015

Comic Strip

Me molesta sobremanera cuando se acude a la guerra de lenguas para defender posturas políticas. Estos días atrás estuvimos inmersos en una divertida y absurdísima campaña electoral por la presidencia de la Generalitat de Catalunya, eso a priori, porque las elecciones tenían un trasfondo muy diferente al que podría parecer.

Pero en esa campaña electoral, sea porque había temas más necesarios para debatir, sea porque ya se ha superado, no se ha hablado de la batalla castellano o catalán.

A mí me parece que la batalla en la que deberíamos estar todos inmersos es si aprendemos más o más lenguas, inglés, francés, alemán, saber dos o tres lenguas no hace sino enriquecer.

Y yo sé muy poco francés, pero me encantaría aprender más para entender al primer escuchazo (¿eso existe?) la canción del anuncio de 'ha llegado el otoño' de El Corte Inglés. Un descubrimiento para mí, porque mi ignorancia consiguió que no hubiera conocido hasta ahora a Serge Gainsbourg, el cantante francés que interpreta la canción banda sonora del anuncio, Comic Strip.

El anuncio no está mal, pero no os lo pongo porque solo destaco los que me llaman de verdad, pero la canción sí, primero porque me gusta, me parece divertida y tiene un no sé qué tan francés... y en segundo lugar porque Brigitte Bardot está espectacular.

A disfrutar, familia, feliz fin de semana o feliz día si no me leéis hoy ;-)
 


jueves, 17 de septiembre de 2015

Vitalísima

Hoy me apetece escribiros sobre el paso del tiempo en el cuerpo. Que pase es imprescindible para seguir ahí, pero si nos cuidamos un poquito, pasa mejor.
Todo viene del anuncio de Nescafé Vitalissimo, del que en televisión solo he visto la versión masculina, pero la femenina también está muy acertada. Parece que a los 40 nos empieza a dar la neura del volvernos jóvenes, pero no es exactamente así. Es que por estadística, es el punto más o menos medio de la vida de una persona.
Yo estoy cerca y encantadísima de estarlo, felicísima es poco.
Pero es cierto que a la fuerza a esa edad ya has perdido gran parte de la juventud del cuerpo, cuando te dolían las piernas 'de crecer', cuando no existía una arruga en tu cara o cuando estabas hasta las 6 de la mañana moviendo el esqueleto y al día siguiente te podías levantar a tomar la cervecita del aperitivo con los colegas. Ahora es prácticamente imposible.
Tengo amigos que le han dado fuerte al deporte y se nota, están estupendos, pero no tienen 25 ni los volverán a tener. ¿Y qué, me pregunto yo? A mí me importa un bledo no tener 25, soy muchísimo más feliz ahora y si me hubieran dicho entonces que ahora estaría como estoy, no me lo hubiera creído.
La belleza no está en lo físico, que también, está mucho más allá, está en los instantes, está en las sensaciones, eso es sentirse bien. Se puede ser joven y estar hecho un trapo.
Que pase el tiempo y todos lo veamos, mientras haya risas y una mirada limpia, contad conmigo.
Os dejo con una canción de Lana del Rey, banda sonora de una película que no he visto, que habla de si me vas a seguir queriendo cuando ya no sea joven y guapa... I know you will... ;-)


domingo, 6 de septiembre de 2015

Imagine

Esta semana nos ha golpeado en nuestras televisiones, periódicos y móviles la imagen de Aylan, el niño que murió en el mar cuando su familia huía de la guerra que azota su país, Siria.

Las guerras no sirven para nada, estoy cada día más segura (si cabe la posibilidad de estar más seguro cuando seguro se está). No me valen argumentos mercantilísticos, si sirven para algo útil, que venga alguien a explicármelo, le rebatiré todas y cada una de las veces. Las guerras no sirven para nada bueno a la gente de bien, para nada.

Y el tiempo se ha encargado de demostrarlo, decidme una sola guerra de la que hayamos aprendido que vale la pena seguir guerreando.
(...)
No hay. No la sé, ni que vaya 300, ni 80, ni mil años atrás.
 
Viva la paz, viva la gente que quiere vivir tranquila, vivan si nos dejan vivir.
 
Y hoy os dejo con el archiconocido Imagine de John Lenon, que tristemente parece no caber en la imaginación de mucha gente. 



domingo, 16 de agosto de 2015

Acabo de regresar de mis vacaciones, algo cortas para mi gusto, pero geniales.

No conozco toda Andalucía, pero en esta ocasión he estado en la zona de Huelva y es, sencillamente, espectacular, la provincia me recuerda, salvando las distancias, a Barcelona, pues tiene unas costas preciosas y una sierra bellísima.

Se come de lujo, aún me relamo al recordar el pez espada que me comí preparado a la brasa, con una vista preciosa frente a mí. Sus playas no están tan masificadas, porque es la provincia andaluza más alejada para casi todo el mundo (excepto si vives en Badajoz, claro) y tiene unas puestas de sol a orillas del Guadiana que te dejan embrujado para siempre.

No tenía previsto quedarme tantos días, pero la magia me atrapó.

Y otra de las cosas que más me maravilla es el ceceo con el que hablan. Una zorpreza si no lo sabes, pero para mí es preciozo. En otras zonas de la península, y en muchas de Latinoamérica, hay seseo, pero en esa parte de Andalucía (salvo en la ciudad de Sevilla), hay ceceo.

 
Y no me olvido de las personas que allí he encontrado, son maravillosas, no me han podido tratar mejor. ¿Que si volveré? Definitivamente zí.

Me hubiera quedado mucho más tiempo de no ser porque mi trabajo me reclama. Así que aquí estoy de regreso en esta nueva temporada con más energía que nunca. Con muchos temas que comentar y con ganas de que participéis. Aquí me tenéis, así que vamos allá :-)

viernes, 31 de julio de 2015

Agujero negro

Así es como llama mi marido a mi bolso. Y no porque sea desconocido, tampoco porque no sepa qué hay dentro, tampoco porque sea enorme u oscuro... lo llama así porque todo lo que cae en él, desaparece.

He de reconocer que es así. Tras años de llevar colgado al hombro un bolso u otro (da exactamente igual que sea grande o pequeño), he llegado a la conclusión de que todo el orden que aparentemente puedo llevar en mi vida, se pierde dentro de mi bolso.

El bolso no, nunca lo he perdido, pero un papel, un paquete de kleenex que yo sé que está, unas llaves, da igual lo que tenga que buscar, nunca lo encuentro. No sé qué ocurre, que resulta como si el mismo bolso se lo comiera.

Además, a medida que aumenta la necesidad de encontrar lo que busco, más nerviosa me pongo, y ello probablemente hace que esté tocando lo que busque y no lo reconozca... es por buscar alguna explicación lógica, porque de verdad que me resulta curiosísimo.

Os imagináis ese momento en el que entras en un parking y sacas el tiquet de la máquina... pues como lo recoja otra persona y me lo dé, sabe que ya no lo encontrará jamás. Llego a aguantarlo entre los labios hasta que lo devuelvo, porque como lo guarde en algún bolsillo... una vez casi me da un ataque, porque compré unas entradas de cine y las guardé... fuimos a comprar palomitas y cuando estábamos llegando al acceso para que nos cortaran las entradas y nos dejaran pasar... no estaban... habían desaparecido. Casi me da un ataque, saqué todo lo que llevaba en el bolso, vacié el monedero, removí todos los kleenex del paquete, por poco no saco una a una todas las palomitas de la bolsa. Al final, las había puesto en el bolsillo de atrás del pantalón. Ahora me río, pero ese día decidí que cualquier cosa importante, sobre todo si es pequeña, que haya que conservar por un breve espacio de tiempo, la conservará mi marido. Si no, es causa perdida.

Os dejo hoy con un anuncio que me pareció perfecto, no sé si las llaves mágicas del Nissan nunca se estropean, habría que verlo, pero el anuncio me encantó: 



 
Un apunte final, yo perder, no pierdo nunca nada, pero claro, si lo encuentro 3 meses más tarde, ya me diréis la gracia...
 
¡Felices vacaciones a lo que comencéis mañana!

domingo, 26 de julio de 2015

¡He vuelto!

Pero ¿qué ha ocurrido para que se produzca esta repentina y prolongada desaparición? os preguntaréis. Pues qué va a pasar... unas obras.
 
Hace unos meses se nos ocurrió  hacer obras en casa y solo sé que si cada uno de vosotros se pusiera a explicar su experiencia, no habría nube suficiente para albergar tantas vivencias.
 
No nos podemos quejar, porque hemos quedado bastante contentos, pero desde que hemos vuelto al hogar, cuando los vecinos nos preguntan "¿cómo han ido las obras?" respondemos sin dudar... "hemos sobrevivido" :-)
 
Pero para evitaros el suplicio de leer mi historial, os lo ahorraré. Ese ha sido el motivo de mi ausencia. Dos meses literalmente, sin internet (sí, se puede) y otro más de locura de limpieza y orden.
Y otro más de ir volviendo poco a poco a la normalidad.
 
Poco a poco, pues las montañas de cajas se van haciendo más pequeñas, pero no han desaparecido, y el polvo... una vecina me ha dicho que seis meses más tarde, aún aparece... me niego, le doy un ultimátum hasta Navidad.
 
Pues eso, que acabo de regresar medianamente a la normalidad y prometo poneros al día de montones de temas que os hubiese querido comentar en este tiempo.
 
Por cierto, no os asustéis, como os habréis dado cuenta, mi blog también está en obras, pero como yo, irá volviendo poco a poco a la normalidad :-)

Como anticipo, os dejo con una canción que descubrí hace bastante tiempo ya, el mismo que ha pasado desde que dejé mi blog durmiente...
 
 

viernes, 6 de marzo de 2015

Mobile World

En la semana del Mobile World Congress voy yo y me dejo el móvil en el trabajo. Sobre mi mesa. Cuando me di cuenta de que no lo llevaba, ya estaba sentada en el tren, esperando que saliera de la estación con destino al hogar.

Decidí no volver a por él, se podía quedar allí, total, en unas 14 horas iba a estar de vuelta (y de las 14, 2 y media son de viaje… vuelta e ida), y casi 7 durmiendo… el resto podía vivir sin él. O debía, pensé, porque creo que hemos alcanzado un nivel de dependencia todavía controlable, al menos para mí, y quería demostrarlo.

Y lo conseguí.

En casa me estaban esperando con cara de duda, porque no sabían si había salido tarde del trabajo o tenía una reunión interminable, si había pasado algo en el tren (no sería la primera vez), pero nada más. Yo no supe de mis familiares y amigos, vía mensajes, no recibí las newsletters al momento (apenas encendí mi PC un momento para ver el correo) y por la mañana no pude escuchar la radio en el tren de ida.

Solo lo sentí por si alguien o algo había tenido que escuchar mi despertador hasta el enésimo minuto, ya que yo que suelo pararlo a la milésima de comenzar…


Confieso que me ha gustado la experiencia por un día. He descubierto que pese a su utilidad, mi vida no depende del móvil y que, si me organizo bien, incluso puedo encontrar tiempo para redactar un post.

Pero os dejo con un divertido vídeo para quien crea que un mundo sin tecnología es posible... no, no lo es :-)

domingo, 1 de marzo de 2015

Hipster

Esta mañana iba paseando con mi marido por la ciudad cuando de pronto vemos que se nos acerca, en sentido contrario, por la misma acera, un hipster... eso he dicho yo por lo bajini... 'mira, un hipster', pero como no acostumbro a mirar muy directamente a nadie mucho tiempo, cuando le hemos cruzado mi marido ha dicho, no sé si es un hipster o acaba de salir de un centro de Servicios Sociales.
Y puede parecer exagerado, pero la duda existía. La ropa, buena, aspecto, indefinido, barba, larga pero descuidada, conclusión, que si no hubiese sido mediodía por una zona tranquila de la ciudad, ese chico hubiese tenido que estar en un bar de moda, porque de otro modo, hubiese sido indentificado como pordiosero, ya te invito a un bocadillo, tranquilo.
Hay modas que si no caen en las manos adecuadas, acaban haciendo mucho daño a los individuos.
A mí las barbas largas no me gustan si no están bien arregladas, y la mayoría no lo están, muchos modernillos se la han dejado crecer con la excusa de no afeitarse (lo entiendo perfectamente, por otro lado), pero hombre de Dios, cuídatela un poco, que si no lo haces estarás a un paso de ser confundido con el borracho del barrio.
La modas en general a mí me gustan mucho, porque muy rápidamente se ve a quien no cae en ellas, quien no cede su personalidad, y eso está bien. Hay una edad en la que todas las chicas hemos vestido iguales y todos los chicos han enseñado la marca de sus calzoncillos, pero si pasada esa edad, se cae en la misma línea de moda, no vamos bien.
Y eso no quiere decir que no podamos hacer ciertas cosas porque son más habituales en tu época que otras, todos los que ya tenemos cierta edad sabemos lo que era el Tang y lo comodísimos que son los pantalones de campana... pero si de chica o chico bien te van a confundir con un pordiosero, algo no va como habías previsto, créeme.
Y las gafas de pasta tienen una razón de ser y no es la de hacerte más guapo, pero ese es un post para otro día. He dicho.

sábado, 24 de enero de 2015

Prendre Partit

Empieza un año nuevo y con él los eternos nuevos propósitos o nuevamente los propósitos para cumplir durante los siguientes 365 días.
Yo este año tengo dos muy interesantes, el primero es 'más cultura' y el segundo, 'menos tiempo'. Os explico uno: la cultura se ha puesto a un precio desorbitado desde que llegó al gobierno de España el Partido Popular, subir el IVA al 21% en las entradas de cine o teatro, por ejemplo, hace que unos años atrás una entrada de teatro te costase 24 euros y hoy te cueste 30. Eso es, desde mi humilde punto de vista, una barbaridad. Porque con 6 euros se pueden hacer muchas cosas, por ejemplo, tomarse unas cañas después de la obra. Y eso, ahora ya no lo hago o lo hago una vez al mes en lugar de dos o tres, como me gustaría.
Bueno, pues ese es uno de mis objetivos este año, aprovechar más los días del espectador del cine, aprovechar los descuentos de webs para comprar entradas de teatro, seguir leyendo libros en mi ebook, que me salen más baratos (y más ligeros) que en papel, y comprar alguno más en papel.
Eso sí, no dejéis de consumir cultura en el formato que sea, por favor, es casi como el comer, qué placer tan inmenso experimenté el otro día cuando fui a ver Prendre Partit (Tomar partido en castellano, literalmente), una obra de Ronald Harwood dirigida por Josep Maria Pou. La obra es interesantísima desde todos los aspectos pues traslada al espectador la responsabilidad de dirimir si la cultura es un eximente cuando por circunstancias coincide con el horror nazi.
Magistralmente interpretada por Josep Maria Pou y por un más que perfecto Andrés Herrera, cuando salí no pude dejar de pensar en que es una lástima que alguien se empeñe en privar a las mayorías de la posibilidad de ver estas obras por un afán recaudatorio. Acaso el afán recaudatorio solo sea un eximente si algún día nos devuelven la posibilidad de consumir cultura.

Archivo del blog

Datos personales