sábado, 15 de enero de 2011

Alcohol

Cuando se cumplen dos semanas de la entrada en vigor de la ley antitabaco en España, los que me conocéis esperáis como agua de mayo que escriba sobre la misma, pero estoy tan estupefacta con los beneficiosos efectos de la ley sobre el olor de mi ropa que de momento, os hablaré de otros temas. El alcohol, por ejemplo.
El alcohol es francamente malo. Ya sé que estáis cansados de oír y de leer que mucho alcohol en tus venas (por más que se jactara Ramoncín) no trae nada bueno ni para tu hígado ni, por motivos que a continuación os explicaré, para tu cabeza. Pero vale la pena repetirlo, os lo aseguro.
Estaba yo la otra tarde tosiendo como una loca en la consulta del médico (me encuentro algo mejor, gracias), cuando a nuestro lado se paseaba arriba y abajo una chica que apretaba su cabeza con ambas manos, daba la impresión de que le iba a estallar y si esa era la impresión que nos daba a nosotros, no quiero ni pensar qué impresión le daba a ella.
La muchacha se sentó algo más allá, al lado de otra, a la que por lo que se ve no le dolía nada. La otra sacó su teléfono móvil del bolso e hizo una llamada. Gracias a la mitad de esa llamada (la de la chica acompañante) todos nos enteramos de qué le había pasado. Estando de fiesta, ella y un grupo de amigos habían bebido más de la cuenta, demasiado probablemente, y cuando regresaban a casa, la chica se había resbalado y se había caído de espaldas golpeando su cabeza contra el suelo. Quiero pensar que su trasero llegó al suelo antes que su cabeza o un brazo o un hombro, porque de llegar primero la cabeza, a buen seguro que la hubiéramos visto bien vestida y rodeada de flores en horizontal, pero como estaba allí, quise pensar en positivo.
Una pequeña recomendación: si bebes, ni conduzcas, ni hagas estupideces, porque te puede ocurrir algo soberanamente estúpido, en el mejor de los casos.
Pero como todos sabéis que siempre intento ver la versión más positiva de las cosas, os dejo con una imagen más optimista del alcohol. Imaginaos esta otra estampa: de fondo música suave, una botella de vino, luz de unas velas y una manta… no me negareis que es ideal. Aisssss, el invierno es lo que tiene, a menudo apetece taparse con una manta, ¿verdad?

domingo, 2 de enero de 2011

Página en blanco

El mayor miedo de todo escritor es el de enfrentarse a una página en blanco. Da miedo e incluso pavor el situarse frente a un espacio en blanco en el que se supone que has de verter ingeniosas o ilustradas ideas y ese miedo se multiplica si encima te pagan por ello.
Pero cuando suelto esta verdad, me viene de inmediato a la cabeza un buen amigo coleccionista de cervezas del mundo que me ha repetido más de una y de dos veces lo importante que es la labor de investigación previa a ese momento. Como decía aquel… si viene la inspiración que me pille trabajando, ¿verdad?
Pues algo parecido me ha venido esta mañana a la cabeza cuando en uno de los vídeos que veo en inglés por aquello de practicar los idiomas explicaban qué tenemos que hacer este nuevo año 2011 para tener éxito económico. La locutora del vídeo, con una sorprendente voz bastante desafinada pero muy entusiasta, nos explicaba que para alcanzar unos buenos propósitos financieros para 2011 (reducir nuestra deuda, ahorrar más y gastar menos) solo tenemos que seguir tres (me temo que no muy sencillas) reglas: tener un objetivo realista (en la cantidad y en el tiempo), escribir nuestro plan para llevarlo a cabo y, por último, usar la cabeza y no el corazón, a la hora de actuar.
No sé si parece sencillo o complicado, pero yo por lo menos, me pongo a ello sin dilación, que el año en el que entramos no se avecina fácil en términos económicos, pero sé que si nos enfrentamos con una buena actitud, puede que resulte un poco mejor.

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