viernes, 31 de julio de 2015

Agujero negro

Así es como llama mi marido a mi bolso. Y no porque sea desconocido, tampoco porque no sepa qué hay dentro, tampoco porque sea enorme u oscuro... lo llama así porque todo lo que cae en él, desaparece.

He de reconocer que es así. Tras años de llevar colgado al hombro un bolso u otro (da exactamente igual que sea grande o pequeño), he llegado a la conclusión de que todo el orden que aparentemente puedo llevar en mi vida, se pierde dentro de mi bolso.

El bolso no, nunca lo he perdido, pero un papel, un paquete de kleenex que yo sé que está, unas llaves, da igual lo que tenga que buscar, nunca lo encuentro. No sé qué ocurre, que resulta como si el mismo bolso se lo comiera.

Además, a medida que aumenta la necesidad de encontrar lo que busco, más nerviosa me pongo, y ello probablemente hace que esté tocando lo que busque y no lo reconozca... es por buscar alguna explicación lógica, porque de verdad que me resulta curiosísimo.

Os imagináis ese momento en el que entras en un parking y sacas el tiquet de la máquina... pues como lo recoja otra persona y me lo dé, sabe que ya no lo encontrará jamás. Llego a aguantarlo entre los labios hasta que lo devuelvo, porque como lo guarde en algún bolsillo... una vez casi me da un ataque, porque compré unas entradas de cine y las guardé... fuimos a comprar palomitas y cuando estábamos llegando al acceso para que nos cortaran las entradas y nos dejaran pasar... no estaban... habían desaparecido. Casi me da un ataque, saqué todo lo que llevaba en el bolso, vacié el monedero, removí todos los kleenex del paquete, por poco no saco una a una todas las palomitas de la bolsa. Al final, las había puesto en el bolsillo de atrás del pantalón. Ahora me río, pero ese día decidí que cualquier cosa importante, sobre todo si es pequeña, que haya que conservar por un breve espacio de tiempo, la conservará mi marido. Si no, es causa perdida.

Os dejo hoy con un anuncio que me pareció perfecto, no sé si las llaves mágicas del Nissan nunca se estropean, habría que verlo, pero el anuncio me encantó: 



 
Un apunte final, yo perder, no pierdo nunca nada, pero claro, si lo encuentro 3 meses más tarde, ya me diréis la gracia...
 
¡Felices vacaciones a lo que comencéis mañana!

domingo, 26 de julio de 2015

¡He vuelto!

Pero ¿qué ha ocurrido para que se produzca esta repentina y prolongada desaparición? os preguntaréis. Pues qué va a pasar... unas obras.
 
Hace unos meses se nos ocurrió  hacer obras en casa y solo sé que si cada uno de vosotros se pusiera a explicar su experiencia, no habría nube suficiente para albergar tantas vivencias.
 
No nos podemos quejar, porque hemos quedado bastante contentos, pero desde que hemos vuelto al hogar, cuando los vecinos nos preguntan "¿cómo han ido las obras?" respondemos sin dudar... "hemos sobrevivido" :-)
 
Pero para evitaros el suplicio de leer mi historial, os lo ahorraré. Ese ha sido el motivo de mi ausencia. Dos meses literalmente, sin internet (sí, se puede) y otro más de locura de limpieza y orden.
Y otro más de ir volviendo poco a poco a la normalidad.
 
Poco a poco, pues las montañas de cajas se van haciendo más pequeñas, pero no han desaparecido, y el polvo... una vecina me ha dicho que seis meses más tarde, aún aparece... me niego, le doy un ultimátum hasta Navidad.
 
Pues eso, que acabo de regresar medianamente a la normalidad y prometo poneros al día de montones de temas que os hubiese querido comentar en este tiempo.
 
Por cierto, no os asustéis, como os habréis dado cuenta, mi blog también está en obras, pero como yo, irá volviendo poco a poco a la normalidad :-)

Como anticipo, os dejo con una canción que descubrí hace bastante tiempo ya, el mismo que ha pasado desde que dejé mi blog durmiente...
 
 

Archivo del blog

Datos personales