jueves, 2 de septiembre de 2010

Gestiones

Gestión debería definirse en el diccionario como carrera de obstáculos. Os explico por qué.

Sin ánimo de emular al grandioso Larra (grandioso al menos en talla literaria, que no sé si fue muy atlético el hombre…), me encuentro en tesitura de corroborar todas y cada una de sus palabras.

Intento aprovechar siempre que tengo vacaciones para hacer las máximas gestiones posibles. Meterse en asunto de papeleos (ya sean jurídicos, económicos o médicos) siempre es tema de mucha paciencia y buen ánimo y, al menos en mi caso, suele abundar durante las vacaciones.

Os contaré solo un ejemplo. Necesito una copia de mi título universitario. Bien, pues fui a principios de agosto a pedirlo e, ilusa de mí, me encontré con que la secretaría estaba cerrada a cal y canto hasta el 1 de septiembre. Tremendo fue mi asombro. Yo entiendo perfectamente que agosto sea el mes de vacaciones por excelencia y que muchos negocios estén cerrados unos días… pero ¿un mes entero?, ¿y cerrado por completo?, ¿nadie de guardia? Aluciné, claro está, pero pensé que esperaría pacientemente hasta el 1 de septiembre para conseguirlo. Aisss, ilusa de mí otra vez. Llamé esta mañana para informarme y un amable señor me ha comentado que no tengo nada que hacer hasta dentro de unos días. ¡Cómo! Exclamé yo, ¿siguen de vacaciones? No, no, ha sido su respuesta. Sí han vuelto, pero los primeros días solo se dedican a las matriculaciones de los estudiantes y no te podrán atender… es decir, que a todos mis efectos, siguen de de vacaciones… pues nada, como dentro de unos días seré yo la que no esté en el país, tendré que esperar a mi vuelta. Vuelva usted… cuando le dé la gana, pero mañana no.

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