sábado, 22 de mayo de 2010

Estocada

¿Alguien me puede explicar por qué tengo yo que ponerme a punto del desmayo por unas imágenes? Estoy indignada y os voy a explicar por qué.
Ayer estaba viendo un informativo de la noche cuando me advirtieron de que un torero había sufrido una espantosa cogida y que nos iban a enseñar las imágenes. Yo, que me conozco bastante bien, aparté la mirada porque las cornadas en los toreros es una de las (muchas) imágenes que me resultan más desagradables, no tristes, ni hirientes, ni… no, desagradables, al instante se me revuelve el estómago y si no vomito, es de milagro.
Ayer el cogido fue el torero Julio Aparicio y hoy, en contra de lo que pudiera parecer, no voy a hablar de toros, voy a hablar de periodismo.
En el informativo nocturno tuvieron la amabilidad, si es que puede llamarse así, de advertirme de que las imágenes iban a ser muy duras, pero nadie me ha avisado esta mañana de que la primera imagen que iba a ver al entrar en la página Web un diario digital (e intuyo que de muchos otros diarios, pues no pienso ver ningún otro) ha sido la de la cornada, un plano bien cercano en el claramente se podía ver… no, lo siento, no os lo describiré para que a nadie le de un ataque de nada, pero os aseguro que en la décima de segundo que he tardado en cerrar la ventana del explorador de Internet, la imagen se ha quedado gravada en mi mente.
No tengo ánimos ni de escribir a la defensora del lector de ese diario. El límite ya se ha superado y ya os digo yo que nada devuelve a la gente el sentido común una vez perdido.

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