martes, 22 de septiembre de 2009

Risas

Hoy he tenido un ataque de carcajadas difícil de superar, como hacía tiempo que no había tenido.
Estaba sola en mi despacho, pero no sola en la oficina, un cristal transparente separa mi despacho del de mi compañero, que nunca levanta la cabeza de su ordenador, salvo para acompañar al resto de su cuerpo cuando sale de su mesa por algún motivo… bien, pues las risas eran tan escandalosas (no en vano esa es la diferencia entre risa y carcajada) que mi compañero ha levantado la cabeza para ver qué pasaba.
Si lo pienso fríamente, me inclino a pensar que esas risas tan beneficiosas para mi salud han sido producto del fenómeno de causa y efecto. Me explico.
Hoy me he quedado en el trabajo unos minutillos más de mi hora (sí, amigos, también soy una de esas frikies a las que no les importa echar un minutillo más en la empresa… horas, no, pues tengo mi propia teoría al respecto [que vendrá a colación cualquier otro día, no os preocupéis], pero unos minutos…).
Volviendo al tema de las carcajadas os cuento que me he quedado unos minutillos más porque a última hora ha llegado un tema urgente a mis manos que no he querido dejar para mañana. Bien, pues al finalizar ese asunto me ha llegado un e-mail de respuesta automática que contenía un error, pero un error tan simpático que no he podido hacer menos que estallar en carcajadas, aún me río sola mientras lo recuerdo. El jolgorio ha durado tanto que, como os comento, mi compañero de ‘al otro lado de la pared de cristal’ ha levantado la cabeza para ver si me encontraba en buenas condiciones o me había dado un ataque de locura transitoria por la que dar parte, con toda celeridad, al departamento de RR.HH. ;-)
Como buena compañera que me considero me he levantado a contarle la anécdota y compartir con él las risas que tanto de bueno le dan al espíritu. No se ha reído tanto como yo, claro, pero también se ha reído. Premio para todos, pues.
No desaprovechéis cualquier oportunidad que tengáis para reíros a mandíbula batiente, que en los tiempos que corren, esos momentos no se dan con mucha frecuencia.

4 comentarios:

  1. Pues sí, estoy contigo en lo sano que resulta reirse, pero... ¿podemos saber concretamente las frases de ese email que han provovado tus risas? Más que nada para poder reirnos contigo... ;-)

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  2. Hola Ceci, sé bienvenida a mi blog.
    Pues yo os lo contaría, claro, pero creo que no va a tener el mismo efecto... por si acaso y a ti, por ser la más interesada hasta el momento, te lo cuento:
    Una de las personas que ha recibido mi e-mail, se ha equivocado y en lugar de decir en su e-mail de respuesta automática que está de vacaciones hasta el próximo lunes 28 de septiembre ha puesto que volverá el próximo 28 de abril. Claro, Ceci, como soy yo la encargada de sus temas de trabajo hasta que vuelva, casi me da un patatús cuando he visto la fecha ;-)
    Un error lo tiene cualquiera, pero éste ha sido de lo más simpático.
    Un beso y ríete mucho, anda, que sienta de maravilla.

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  3. Gracias maca. Supongo que tu risa ha sido provocada por tu miedo anterior... En el contexto, me hubiese reido, sí, sobre todo por lo contagiosa que puede llegar a ser la risa... Pero no te creas, que ahora en mi cara se dibuja una buena sonrisa :-D
    Y claro está, encantada de participar en tu blog y compartir opiniones y sentimientos...

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  4. He tenido la suerte de disfrutar de sonrisa, tu risa y tu carcajada... pero me muero de curiosidad por saber qué cara de pánico se te debió de quedar durante ese nanosegundo en el que sólo estarías pensando durante cuánto tiempo más tendrías que ocuparte del trabajo de tu compañero.

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