viernes, 14 de agosto de 2009

Sin miedo

Hoy me han sorprendido preparándome unos pimientos de padrón como acompañamiento del ingrediente principal de mi comida, un muslo de pollo a la plancha. Maridaje perfecto, no lo negaré. Me ha encantado la sorpresa. Pero lo que más me ha gustado es comprobar que no he olvidado cómo se comen: sin miedo.
Es famoso el dicho de que los pimientos de padrón "unos pican y otros no". Por lo que el comensal ha de andar con cuidado a la hora de escogerlos si no quiere salir con dos litros de agua en el estómago y 4 pimientitos flotando tan infelices…
Claro, se ha de andar con cuidado, pero con la lógica en la mano, nada te indica si el que has elegido pica o no, así que no queda otra más que atreverse y ser valiente. Eso sí, se puede seguir una cierta estrategia: hoy he estado a punto de beber justo después de un bocado de pollo, pero la porción de lógica que le quedaba a mi cabeza a las 4 de la tarde (no me gusta comer tarde, pero hoy ha sido inevitable…) ha dicho en una fracción de segundo que era mejor esperar un instante después del pollo y atreverme con uno de los pícaros pimientos. Así lo he hecho, y cuál ha sido mi sorpresa cuando he podido comprobar que no picaba. Es obvio que iba a beber de todos modos, pero si los pimientos no pican, se bebe más tranquilo, y a dos pasos de mis vacaciones, lo que necesita mi cuerpo lleno de estrés laboral y emocional acumulado es precisamente eso, tranquilidad. Y he bebido feliz.
La comida se ha saldado con un total de 2 pimientos picantes contra 8 benditos pimientos que no picaban, no está mal la proporción.
Me ha encantado la sorpresa de los pimientos de padrón, que unos pican y otros no ;-)

(Entrada dedicada a mi hermana, que sabe vivir sin miedo, pero sin embargo odia los pimientos...).

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