domingo, 9 de septiembre de 2012

Con su mismo

La semana pasada salía de cenar de una trattoria situada en la plaza Ibiza de Barcelona cuando me sorprendió ver que si en la plaza había unas 50-75 mesas de terraza, el 100% estaban ocupadas y todas por un grupo de personas. Me alegró ver que buenas costumbres como la de tomarse una cañita al final del día con los amigos no se pierden, porque lo que necesita ahora nuestra economía es eso, que quien pueda, consuma, pero me sorprendió que un simple martes, a las 10 de la noche, el nivel de consumientes fuese tan alto.

 
Ayer nos decidimos en casa a hacer una visita al siempre entretenido Ikea. Me maravilla ver lo bien preparado que está para incitar al consumo. Todo es fácil en Ikea excepto salir corriendo de las secciones, porque siempre hay algún objeto imán, que te atrapa. Al dejar el coche en el parking ya vimos que el sitio libre no era la opción más abundante y una vez dentro, confirmamos que si no es nada fácil salir corriendo, no solo porque haya un gran número de objetos imán, sino porque también hay una gran proporción de personas alrededor de ellos.

 
Con estos dos ejemplos no quiero decir que no haya crisis, bien al contrario, con esto quiero decir que las personas de a pie ya estamos haciendo lo que podemos para activar el consumo, que es lo que nos dicen que hace falta, pero también quiero empezar a ver los esfuerzos que hacen los de un poco más arriba.

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