Todas las aguas a 1 euro.
Eso es lo que reza uno de los carteles situados frente a la
entrada del bar ubicado en la salida de la estación de metro por la que paso cada día
cuando voy a trabajar. Miento, a veces salgo por la otra salida, pero en esa no
hay bar y, por tanto, no hay aguas a 1 euro.
Carteles hay varios, un cruasán pequeño con todos los cafés,
bocadillos de infinidad de ingredientes… pero ninguno me llama más la atención
que el de las aguas.
Por si alguien tiene dudas sobre a qué se refiere con ‘todas
las aguas’, debo decir que el cartel viene ilustrado con una fotografía de tres
botellas de agua, una grande, una pequeña y una mediana, todas a 1 euro.
Es curiosa la iniciativa, porque si compras cualquiera de
las tres botellas en un supermercado, cuestan mucho menos, pero si compras una
de las tres en cualquier otro bar de estación (tentada he estado de decir 'cualquier otro bar'), te costará mucho más. Así que
teniendo en cuenta que el bar de la estación del metro compite con otros bares
similares a él y no con los supermercados, la oferta me parece espectacular.
Después ya están los fueros internos de cada uno para
decidir si se aprovecha más de la oferta o lo hace menos al comprar una u otra botella; pero este bar, en
cuyo nombre ni he reparado porque debido a sus excelentes coordenadas no hace
falta, lo pone francamente fácil.
Tiempos difíciles, soluciones sencillas.
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