En el periódico de hoy venía en portada y en grandes titulares que una persona con el cargo más importante de una institución bien conocida y (al menos hasta ahora) valorada de la sociedad catalana había cargado a cuenta de dicha institución el coste de las bodas de sus dos hijas.
Hoy dedico estas líneas, como os podéis imaginar, a la capacidad de algunas personas de meter los problemas debajo de la alfombra y pisar por encima como si tal cosa.
Hace años era muy repetida en las pantallas la broma de ver a alguien barriendo y en lugar de tirar lo recogido, esconder lo barrido bajo la alfombra. La gracia no consistía en ese hecho en sí, sino en esperar el momento en el que alguien descubría lo allí escondido.
Salvando las gracias que pueda más bien no haber en este caso, algo similar ocurre en la mente de algunas personas. Hacen cosas feas, a su alrededor se generan problemas, o lo que podríamos llamar ‘suciedad’ y en lugar de intentar eliminarla o enfrentarse a ella, la meten debajo de la alfombra de la vida y continúan como si tal cosa.
A mí me cuesta bastante actuar de esa manera porque siempre he dicho que me sobraban lo que llamamos remordimientos de conciencia. O estoy en paz conmigo misma o no puedo continuar, tengo que ‘limpiar’ la situación sea como sea. De ahí que me resulte tan difícil imaginar cómo hacen estas personas para pasar del remordimiento de conciencia a vivir en paz consigo mismos, sin tocar la alfombra. Qué autoengaño más grande, ¿verdad?
Blog creado para compartir ideas, sentimientos, realidades... todo aquello que haga sentirnos mejor.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Archivo del blog
-
►
2016
(10)
- ► octubre 2016 (2)
- ► septiembre 2016 (1)
- ► abril 2016 (2)
- ► marzo 2016 (4)
-
►
2015
(10)
- ► octubre 2015 (2)
- ► septiembre 2015 (2)
- ► agosto 2015 (1)
- ► julio 2015 (2)
- ► marzo 2015 (2)
- ► enero 2015 (1)
-
►
2014
(16)
- ► diciembre 2014 (2)
- ► noviembre 2014 (1)
- ► septiembre 2014 (1)
- ► agosto 2014 (2)
- ► julio 2014 (1)
- ► junio 2014 (1)
- ► abril 2014 (3)
- ► febrero 2014 (2)
- ► enero 2014 (2)
-
►
2013
(31)
- ► diciembre 2013 (2)
- ► noviembre 2013 (2)
- ► octubre 2013 (1)
- ► septiembre 2013 (3)
- ► agosto 2013 (1)
- ► julio 2013 (2)
- ► junio 2013 (3)
- ► abril 2013 (3)
- ► marzo 2013 (5)
- ► febrero 2013 (6)
- ► enero 2013 (1)
-
►
2012
(20)
- ► diciembre 2012 (1)
- ► noviembre 2012 (3)
- ► octubre 2012 (4)
- ► septiembre 2012 (2)
- ► julio 2012 (2)
- ► junio 2012 (2)
- ► abril 2012 (1)
- ► marzo 2012 (2)
- ► febrero 2012 (1)
- ► enero 2012 (2)
-
►
2011
(18)
- ► diciembre 2011 (2)
- ► octubre 2011 (1)
- ► agosto 2011 (4)
- ► julio 2011 (3)
- ► junio 2011 (1)
- ► abril 2011 (3)
- ► marzo 2011 (1)
- ► febrero 2011 (1)
- ► enero 2011 (2)
-
►
2010
(51)
- ► diciembre 2010 (2)
- ► noviembre 2010 (3)
- ► octubre 2010 (2)
- ► septiembre 2010 (4)
- ► agosto 2010 (4)
- ► julio 2010 (5)
- ► junio 2010 (5)
- ► abril 2010 (7)
- ► marzo 2010 (5)
- ► febrero 2010 (4)
- ► enero 2010 (5)
Por eso a mi nunca me han gustado las alfombras... bien por que no me dejan ver donde piso (quizá sea algun temor a lo oculto), o bien por que debajo cabe casi de todo...hasta que alguen tiene que limpiar todo lo que tu nunca has limpiado...
ResponderEliminarAla, disfruta de la lionesa.