sábado, 30 de abril de 2011

Miserables

Explicaba Alvy Singer a Annie Hall hace ya algún tiempo que la vida está divida entre lo horrible y lo miserable. Lo horrible es todo aquel que padece alguna enfermedad incurable y lo miserable, todos los demás. Tal vez exageraba un poco Alvy al aplicar los adjetivos, pero no andaba muy desencaminado al pensar que en la vida hay pocos tipos de personas.
Uno de los que me llama más poderosamente la atención es el formado por las personas con una mirada triste.
Una vez se me ocurrió decirle, será por la sinceridad que me caracteriza, a un ex algo, que tenía una mirada triste y que con los ojos azules tan bonitos que tenía era una pena y, oye, le marcó. Cuando años después nos volvimos a reencontrar por casualidad, fue una de las primeras cosas que me explicó, que nunca había podido dejar de pensar en lo que yo le había dicho, que tenía una mirada triste… apuesto a que la sigue teniendo.
Es curioso, pero hay personas así. Yo las veo sobre todo en el metro, fijaos si alguna vez tenéis ocasión de viajar en un transporte público. La gente relaja su cara, creen que nadie les ve, y entonces ofrecen su mirada tal como es, triste.
No quiero que lo confundáis con las personas que por motivos diversos están tristes. No me refiero a semblantes tristes, me refiero a miradas tristes, a caídas de ojos que irremediablemente están dirigidas hacia abajo. Un pena, la tristeza no debería instalarse en la cara de nadie de manera tan perenne, porque esas personas, aunque estén de lo más feliz, seguirán teniendo una caída de ojos preciosa, pero triste. Y lo peor de todo es que muchas de ellas, a día de hoy lo ignoran.
Por cierto, hoy he ido al cine a ver Inside job y, chicos, eso sí es una pandilla de miserables y no lo que decía Alvy Singer...

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